Flex office, una inigualable oportunidad de cambio en los espacios de trabajo

flex offices mejor opcion covid19

A raíz de todos los cambios en lo relativo a los espacios de trabajo surgidos a raíz de la pandemia, Ana Belén Crisóstomo, directora de Proyectos de CHAVSA, analiza en este artículo la flexibilidad y la necesidad de reorientar la oficina clásica y propone el flex office, un híbrido que concilia de forma equilibrada la comodidad del hogar con la rigidez de la oficina y donde el bienestar es la consigna.”

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Ana Belén Crisóstomo, directora de Proyectos de CHAVSA

Con la ansiada llegada de las vacunas, todos esperamos poner pronto fin a la pandemia. 
A lo que seguro que no vamos a poder pasar página, porque ha venido para quedarse,
es al cambio en los espacios de trabajo, motivado por los cambios en nuestra forma
de relacionarnos desde el punto de vista laboral.

En la Conference Week 2020 de Proworkspaces, la Asociación de Operadores de Espacios de Trabajo Flexibles, celebrada a mediados de noviembre del pasado año, se fijaron los ejes sobre los que pivotará la concepción y enfoque de las oficinas post-Covid.

Unas oficinas que deben ser, ante todo, flexibles, de acuerdo con las nuevas demandas de los clientes, y que implican una reorientación de los antiguos modelos. Uno de los más propicios para asimilar su metamorfosis son los coworkings, que de partida cuentan con condicionantes para asimilar con mayor naturalidad las exigencias de flexibilidad que demanda la nueva situación. Ello a pesar de que estos espacios, al menos en España, no acaban de despegar; ojalá sepan aprovechar la oportunidad que el Covid-19 les ha brindado de forma inesperada.

¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de flex office? Nos referimos a un concepto de oficina híbrida, o también del third place, un espacio que concilia de forma equilibrada la comodidad del hogar con la rigidez de la oficina; un lugar de trabajo donde el bienestar es la consigna.

Según la teoría del third place, nuestra vida transcurre sobre todo en tres lugares: el first place, que es propiamente nuestro hogar; el second place, que es la oficina o lugar de trabajo; y el third place, considerado como los lugares de esparcimiento y ocio, que estimulan nuestro desarrollo intelectual y que asociamos a la diversión, el descanso y el relax.

El third place, aplicado a los espacios laborales, implica que, ante nuevas formas de trabajar, los espacios de trabajo también cambian: y que el second place, esto es, la oficina, se conciba como el third place. Para lograrlo, es necesario que estas oficinas sean entornos de trabajo atractivos y estimulantes, en el que los empleados perciban sensaciones asociadas al disfrute, al éxito y a la satisfacción.

En este contexto, la irrupción del Covid-19 y la necesidad de modificar los espacios de trabajo han introducido cambios radicales. El más perentorio tiene que ver con la flexibilidad: el teletrabajo, la obligación de distancia social, las reuniones telemáticas, los periodos de confinamiento, los protocolos de higiene, todos estos aspectos han introducido variaciones determinantes en nuestro second place, y al mismo tiempo nos han obligado en muchos casos a convertir nuestro propio entorno doméstico, el first place, en nuestra oficina (second place). ¿Cómo convertir el espacio de trabajo en un third place en estas circunstancias?

La flex office salva estos inconvenientes gracias un modelo mixto que da a elegir al empleado entre trabajar en casa o trabajar en espacios amables. Ahítos como estamos de tanta distancia social, y comprobada sobradamente la efectividad de la variante del teletrabajo, la evidencia es que hay un alto porcentaje de personas que ya no quieren trabajar en casa de forma obligatoria. Prefieren elegir dónde trabajar, pero no como obligación, sino como decisión propia, y por supuesto no de forma continuada. En definitiva, el talento no se quiere quedar en casa, sino que prefiere elegir.

Somos animales sociales y necesitamos la cercanía para comunicarnos y sociabilizar. Y estamos aprendiendo a apreciar los espacios de trabajo, muy especialmente cuando estos espacios son confortables, inspiradores y nos proporcionan bienestar. Este debe ser el enfoque de los flex, donde las compañías tienen la oportunidad de volver a retomar sus estrategias de fortalecimiento del sentimiento corporativo y del deseo de orgullo de pertenencia. El talento querrá trabajar desde casa, pero también ansiará acudir a su espacio de trabajo porque se identifica con él y con su empresa.

En todo caso, aunque ahora nos parezca muy lejano, debemos ser consciente de que el Covid-19 pasará. Su irrupción, sin embargo, ha acelerado un proceso de cambio que ya parece irreversible, y que nos obliga a todos a un proceso de reflexión conjunta para pensar en el futuro de las oficinas. ¿Cómo queremos trabajar? El cambio de mentalidad puede convertir toda esta formidable crisis en una inigualable oportunidad para conseguir un modelo de espacios de trabajo mucho más flexibles, dinámicos y confortables. De nosotros depende.

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